Escribe algo

La imagen de un lápiz y un papel inundan mi ojos, aunque es un ícono pequeño, me perturba. «Escribe algo»

Sin pensarlo mucho hago clic en la figura, se abre un editor, en blanco. Como mis ideas.

De fondo la televisión, el Lorax y canciones de Dr. Seuss. Y mi mente… en blanco.

Esta situación me desborda. El confinamiento, estar cerca de algunos (gracias a Dios) pero lejos de muchos. Yo, que soy como aquel muñeco de nieve que adora los abrazos, muero, muero por un simple o complicado abrazo. Por celebrar la vida con amigos, como siempre. Por brindar y comer y platicar sin miedo, sin cubrebocas, sin virus de mierda. Sin miedo. Estar en la misma sala con mis hermanos y mis sobrinos, y jugar. Correr. Besarlos y apapacharlos. Quiero volver a sostener la mano de mi novio, besarlo… bailar, o no hacer nada, pero juntos.

Esto va a terminar, lo se. Pero para mientras, no termina. Y es cansado. Al final quisiera mandar a la fregada el distanciamiento social y al resto del mundo. En realidad, seguiré haciendo lo que puedo hacer para evitar mas contagios, para cuidarme y a los míos. Rezando porque mi locura no empeore, porque mi paz no se quiebre, porque mi libertad, la de verdad, no se vea doblegada ni por el confinamiento, ni por el virus… ni por el miedo.

Adíos Carlos Ruiz Zafón

Quisiera ser la pluma en tus manos. El verso que se mueve en tus neuronas. Quisiera ser esa parte de ti que no se ha ido o que me susurres al oído tus historias. Esas que se quedaron contigo y no podrás contarme.

Pero ni en mis sueños mas profanos podría imaginar escribir como tu. Llevar almas al cielo, al infierno, a cementerios de libros o de sueños o de cuerpos.

Ojalá hayas dejado todas tus ideas plasmadas en algun rincón secreto, en donde alguien cercano las encuentre y las comparta conmigo, y con todos los que, como yo, sienten que te fuiste con tanto por contar aún.

Hubiera dado hasta lo que no tengo por conocerte, estrechar tu mano y hurgar dos minutos tu cerebro. Ahora solo puedo desearte buen viaje, y guardar la esperanza de que nos encontraremos de nuevo, en otro mundo, en otro sueño.

Vacío

Silencios llenos de amor.

Palabras vacías de todo.

Cuando dices te amo tiemblo, mi corazón late y me cuesta respirar. Mi alma sonríe hasta que las palabras se esfuman en el viento, se disuelven en la nada. Tu aliento gélido las quiebra en mil pedazos y me doy cuenta de que no debo temblar al oírte decir te amo. Tendré que dejar los temblores para esos momentos en los que no hay aliento gélido en palabras vacías, sino palabras llenas de verdad acompañadas de la verdad.

Se que hay verdad, se que hay amor… pero lo extraño.

Vale la pena un corazón roto si aprendí de ello… y lo hice!